Está claro que estos cambios físicos afectaron al humor de estas personas y, por consiguiente, a su presencia ejecutiva. Si se sienta con la espalda recta, tendrá menos miedo. Y los demás le percibirán como una persona competente y segura de sí misma. La buena noticia es que no es necesario que le aten a una silla para obtener las ventajas de una buena postura. También puede ajustar su postura en casa.

Para aumentar su presencia ejecutiva, haga pequeños ajustes en su postura y practíquela antes de afrontar situaciones decisivas.

Observe su postura. Preste atención a las asimetrías, los hombros caídos y las manos en posición de defensa.

Estos errores en la postura se harán más patentes cuando le hagan una pregunta. Si se encuentra en una reunión y le hacen una pregunta, es un momento ideal para evaluar (y, luego, corregir) la postura.

Antes de afrontar una situación decisiva, como una reunión que usted dirige o una presentación. Eche los hombros hacia atrás y hágase comentarios positivos. Diga algo como: "Es fácil. Lo he hecho más veces". A continuación, observe cómo mejora su postura. Este discurso motivacional le ayudará a presentarse con una postura más recta y con más orgullo, y a llenar la sala con su presencia.

Luego, justo antes de la presentación, visualícese en esa postura. Su memoria muscular debería ayudarle a mantener una postura recta y cómoda.

La respuesta correcta es la C: Echar los hombros hacia atrás, adoptar una postura recta e inclinarse hacia delante antes de responder.

Siobhan debería aprovechar la oportunidad de ajustar su postura antes de responder una pregunta. Responder una pregunta es un excelente estímulo para evaluar su postura.

Continúe con el paso siguiente:

Practique con otra persona las presentaciones en las conferencias telefónicas. Al hacerlo, sienta la diferencia en su energía entre la postura normal de una conferencia telefónica y la postura más recta y simétrica.